¿Qué es?
La gripe es una enfermedad del
aparato respiratorio producida por el virus de la influenza. Si algo
caracteriza a este microorganismo es su capacidad de contagio. El virus pasa
con mucha facilidad de una persona a otra a través de las gotitas de saliva que
se expulsan al hablar, toser o estornudar. El contacto con manos u objetos
contaminados también supone una vía de infección.
Todos los años se producen
epidemias de enfermedades respiratorias causadas por la gripe durante el final
del otoño o el comienzo del invierno. A pesar de que muchos virus respiratorios
pueden causar síntomas de gripe, los virus A y B de la gripe suelen ser responsables
de las epidemias hacia el final del otoño o el invierno. En el hemisferio
norte, la gripe aparece todos los años entre los meses de noviembre y abril,
siendo más agresivo de diciembre a marzo. En cambio, en el sur, el virus
aparece en el periodo de mayo a octubre.
Síntomas de Gripe
Al comienzo la gripe cursa con
dolores de cabeza, escalofríos y tos seca, síntomas a los que le sigue la fiebre (aparece
en el segundo o tercer día) que puede subir hasta 38,5 o 39,5 ºC, dolor
muscular en brazos, piernas y espalda, y un estado de malestar general y
cansancio. Con la fiebre los síntomas respiratorios se hacen visibles:
congestión nasal, enrojecimiento y malestar en la garganta.
Al principio, los síntomas
respiratorios pueden ser relativamente leves; posteriormente, la tos puede
intensificarse y agregarse esputos. En muchos casos la piel adquiere una
temperatura elevada y está enrojecida, especialmente la cara. El enfermo,
especialmente si es un niño, puede presentar náuseas y vómitos. Los síntomas
suelen permanecer durante una semana, luego desaparecen, aunque permanece la
sensación de cansancio e inapetencia unos días más. Muy pocas veces la gripe va
acompañada de síntomas gastrointestinales.
Al cabo de 2 o 3 días, la
mayor parte de la sintomatología desaparece rápidamente, si bien en ciertos
casos la fiebre dura hasta 5 días. Sin embargo, la bronquitis y la tos pueden persistir durante 10 días o más y los cambios
producidos en las vías respiratorias tardan de 6 a 8 semanas en resolverse
completamente. La debilidad y la fatiga pueden prolongarse durante varios días
o en ocasiones durante semanas.
Prevención
Un individuo expuesto al virus
de la gripe produce anticuerpos contra él, que le protegen contra una nueva
infección por ese virus en particular. Son pocas las medidas de prevención
eficaces frente al virus de la gripe. Sin embargo, existen algunos medios para
alejarlo en cierta medida: seguir una dieta equilibrada que incluya cereales
integrales, verduras, marisco y sustancias como el ajo, consumir hierbas como
la equinácea, el saúco, astrágalo y milenrama, aumentar la ingesta de vitamina
C y extremar las medidas de higiene para evitar contagios. Sin embargo, la
vacuna es la medida de prevención más eficaz en aquellas personas con mayor
riesgo de padecer la enfermedad o de sufrir complicaciones.
La vacuna no ofrece una
protección total, su índice se sitúa alrededor del 80 por ciento de individuos
vacunados. El periodo idóneo de vacunación es entre septiembre y octubre,
puesto que el efecto protector aparece a las dos semanas de administrarla. A
partir de los 13 años de edad, la vacuna se administra con una inyección
intramuscular. Está contraindicada en alérgicos al huevo (anafilaxia), en personas con fiebre de más de 38ºC y en
embarazadas. Un cinco por ciento de los vacunados sufren reacción a la misma.
La más común es fiebre y malestar general, además de alteraciones
alérgicas en la zona donde se ha
administrado la inyección. Generalmente, desaparecen a los dos días.
La amantadina o la
rimantadina, dos fármacos antivíricos, pueden proteger contra el virus A, pero
no así contra el B. Se utilizan durante las epidemias de gripe por virus A para
proteger a las personas que se encuentran en estrecho contacto con los infectados
y otras con riesgo elevado de infectarse y que nunca han sido vacunadas. Es
posible dejar de administrar el fármaco 2 a 3 semanas después de la vacunación.
Si no es posible aplicar la vacuna, se toma amantadina o rimantadina durante
toda la epidemia, generalmente durante 6 a 8 semanas. Estos fármacos pueden
causar nerviosismo, falta de sueño y otros efectos colaterales, especialmente
en los ancianos y los afectados por alguna enfermedad cerebral o renal. La
rimantadina tiende a causar menos efectos colaterales que la amantadina.
Diagnósticos
Por lo general todos conocen
los síntomas de la gripe, y dado que se produce por epidemias, su diagnóstico
suele ser correcto por la propia persona o por su entorno cercano. Lo que le
diferencia de un catarro común es su gravedad y la presencia de fiebre muy
alta. Para identificar la infección por el virus de la gripe se puede realizar
una prueba a partir de una muestra de sangre, aunque no siempre es necesario
llevar a cabo este procedimiento. El mejor modo de establecer el diagnóstico es
recuperando el virus mediante un cultivo de secreciones respiratorias.
Tratamientos
El mejor tratamiento es
"pasar la gripe", lo que significa que hoy por hoy no tiene curación.
Aún así, existe algunos fármacos antivirales (no antibióticos) y remedios de
origen natural que pueden reducir la intensidad de los episodios. Las
recomendaciones médicas resultan muy familiares: permanecer en cama y reposar,
beber mucho líquido (zumos y caldos) y recurrir a los antitérmicos, analgésicos
y antipiréticos para rebajar los síntomas, fundamentalmente desde el momento en
que comienzan los síntomas hasta 24 ó 49 horas después de que la temperatura
corporal vuelva a la normalidad. Los antibióticos no sirven para tratar un
cuadro gripal. La acción de estos fármacos sólo se dirige hacia las bacterias,
y la gripe está producida por un agente viral. Sólo en caso de que evolucione
hacia complicaciones como neumonía o bronquitis tiene sentido valerse del tratamiento antibiótico. Pero además de los
fármacos antivirales, el paciente tiene la posibilidad de recurrir a terapias
naturales para reducir la agresividad de los síntomas.
Dentro del amplio espectro de
plantas medicinales (lo que constituye la base de la llamada fitoterapia) se
encuentra la equinácea, una planta que ha probado su eficacia frente a la gripe
y los procesos catarrales en diversos estudios científicos. Los médicos
recomiendan adquirir los preparados de equinácea en farmacias y no prolongar el
tratamiento más de seis semanas. En algunos casos se han descrito alteraciones
del hígado, como principales efectos adversos, aunque de forma esporádica.
Otros datos
La transmisión del virus de la influenza se produce a través de las
mucosas que se encuentran en los ojos, nariz y boca. Una vez que penetra en el
organismo, el virus permanece latente unos dos o cuatro días, tras los cuales
aparecen los síntomas de la enfermedad. Las personas enfermas pueden transmitir
el virus durante los primeros días de la gripe.
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